Erase una vez

Erase una vez , en un pequeño garaje, la víspera de Los Santos cuando el reloj ya marcaba más los primeros acordes del nuevo día que las infatigables horas de trabajo del día propio, cuando María; la agricultora y Felipe; el castañero se encontraban en aquel lúgubre sótano para descargar las que serían las primeras castañas de la temporada.

- ¿ Sabes qué Felipe? - preguntaba María mientras acarreaba un saco de castañas al hombro.
               Me acuerdo, perfectamente del día que yo plante los castaños con mi padre. Habrán pasado más de veinte años, pero lo recuerdo como si fuera ayer.
Felipe; el castañero. la miro en silencio mientras extendía y pesaba todos aquellos frutos que a él le parecían el mayor tesoro que la naturaleza daba al llegar el otoño. Se imaginaba todas aquellas castañas saliendo de sus  erizos como si fueran perlas brillantes que emergen de las ostras.
- ¿ Sabes qué es lo mejor de todo? - respondía por fin el castañero que parecía haber descansado viendo su almacén repleto de hermosas y gordas castañas-  Que dentro de otros veinte años nuestros  hijos podrán seguir recogiendo y vendiendo las castañas si ellos quieren. Así que quizás todo este esfuerzo al final si tenga su recompensa.
-¿Sabes que te digo Felipe? - replicaba la agricultora sonriendo-  creo que hay que estar un poco loco o querer mucho esto que hacemos pues no es muy normal pedir vacaciones para irte al pueblo a recoger castañas, o pasarte largas tardes de invierno apostado a la intemperie para vender tus castañas u otras mil letanías que pasamos cada año al llegar la temporada  a cuenta de las castañas.
- Yo también estoy cansado María. ¡Pero que sea por muchos años! ¡Buena cosecha; Agricultora!
- Buena temporada; castañero.


almacén de materiales





castañas frescas

pequeño castañero Rodrigo

 atípico erizo con 7 castañas

Y así a modo de "cuento" arranco esta larga temporada de castañas allá por finales de octubre cuando "chiscamos" nuestros calderos para hacer la primera castañada de cuantas hemos realizado durante esta campaña. Casi ciento veinte  días asando y despachando miles de castañas que hemos repartido para todos aquellos amigos, clientes y usuarios que una temporada más ( y van 16) han querido acercarse para degustar con nosotros este preciado fruto.

castañero de Asadina

castañera de Asadina


reparto de castañas






castañera de Asadina

Que esta haya sido la temporada mas longeva de cuantas esta pequeña gran familia de Asadina hemos abordado no es fruto de la casualidad sino más bien la consecuencia de cada año querer superarnos y aprender un poco más acerca de este fruto seco y sus técnicas de conservación y almacenamiento para poder obtener una fruta más fresca y durante más tiempo. Cosa de gran importancia sobretodo por tratarse de un producto estacional. También hay que recordar que esta campaña empezó tardía la recogida de castañas pues las elevadas temperaturas impropias de otroras décadas donde los otoños eran más gélidos y la falta de agua hacían presagiar una no muy buena cosecha. Por fortuna los castaños florecieron y trajeron en sus erizos una buena castaña en cuanto a calidad se refiere aunque en menor producción y cantidad que años anteriores.


castaño

castaña fresca


tanque de flotación para seleccionar castañas



selección de castañas

almacen de castañas

Pero aun así, a pesar de las vicisitudes y contra viento (lluvia) y marea estos valientes castañer@s nos echamos una temporada más en busca de ciento y una aventuras castañiles por esos pueblos y parajes, por esas plazas y calles. Donde calentar mañanas, donde repartir castañas. Donde lo poco se hace mucho; donde la ilusión se lleva en un simple cucurucho. Donde nostalgia y recuerdo de la lumbre y de la brasa se transforman en aroma de rica castaña asada.



























La temporada arriba a su fin. Hay quien ya piensa en la siguiente, pero es hora de descansar (que no echarse a la Bartola) pues quizás lo emotivo de este oficio del castañero es pensar que a pesar de ser un "oficio estacional" cada año es un volver a nacer o volver a empezar. un nuevo reto una nueva temporada. Algo cíclico como volver a echar raíces y volver a florecer, seguir creciendo, seguir dando frutos... en definitiva seguir viviendo. De esta temporada me llevo el buen hacer y el esfuerzo que hemos puesto para superarnos un año más y ser capaces de afrontar nuevos retos y llevarnos a  estar presentes en grandes e importantes eventos donde con orgullo y humildad quisimos llevar este fruto y este oficio con un lema por bandera: " que continué viva esta tradición de las castañas" Me llevo también un cachito de todos y cada uno de los lugares que hemos visitado y de todas y cada una de las personas que hemos conocido al calor de la lumbre o al sabor de las castañas
Es difícil plasmar en palabras, ni siquiera en imágenes la cantidad de emociones y sensaciones que nos deparan tantos días y tantas horas detrás de los calderos y badila en mano removiendo las castañas. Una montaña rusa que vamos surcando gracias al apoyo de todos y cada uno de los que de una manera u otra forman parte de esta "bendita locura" llamada Asadina. Un año más; Gracias.






























Y ahora puedo brindar,
ya puedo alzar esta copa:
Decir Asadina es decir fiesta.
Es decir alegría y magia.
Es brindar por este equipo
y que viva la castaña.


¡Hasta pronto, nos vemos en la calle!
Asadina somos todos.